viernes, 14 de marzo de 2008

Fidel Franco y la Historia Interminable

El Comisario Europeo de Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, acaba de visitar Cuba y "expresar su deseo de alcanzar un compromiso positivo con Cuba". Su comunicado de prensa no menciona ni una sola vez la palabra democracia pero sí los derechos humanos, el medio ambiente y el cambio climático. La palabra "D" está proscrita. Son todas buenas intenciones pero el régimen cubano, que es siempre más listo, pone la alfombra roja y canapés, y todo sigue igual porque sobre supervivencia nadie tiene nada que enseñarles a los Castro. La democracia no toca. Primero el embargo debe desparecer y seguirán gobernando porque saben mejor que los demás lo que necesita el pueblo. Son y continuarán siendo unos iluminados, y Cuba va biencomo diría Aznar, o matizando un poco, podría ir mejor pero están mejor que la Republica Dominicana y todos esos países hispanoamericanos vendidos al gringo. Antes muerta que vendida María Isabel.

La esperanza nunca se pierde pero cuanto más tiempo pasa, más estoy convencido que con Cuba todo el mundo habla, y nadie hace nada. Nada. Al igual que con la España de Franco, que tuvo que morirse el dictador para que la transición a la democracia empezara de verdad. Nadie, nadie fuera de España hizo algo realmente significativo para traer la democracia antes de que Franco muriera de viejo. Bueno, el turismo y la inversión extranjera ayudaron, pero hablo de decisiones o actos que precipitaran, por lo menos, la partida del dictador. Al contrario, se normalizaron las relaciones y Franco se convirtió en esa oveja negra del concierto europeo, al que no se trata con estima y se ignora, pero al que se deja tranquilo siguiendo las formas al uso. La diplomacia.

En Cuba la situación es un poco más complicada. Franco no puso a su hermano como sucesor. A dedo, como hacen loas líderes de verdad, sin necesidad de congresos extraordinarios, y dejándolo todo bien atado. Es más, no hay que ser un experto de cubalibre para darse cuenta que el hermanísimo ha estado siempre junto a Fidel y que son uña y carne, aunque Raúl no adolece de discursos interminables y sermones demagógicos. La transición tendrá que esperar pero no esos siete valientes jóvenes del equipo Sub-23 de fútbol, que han preferido la libertad y el triste exilio al heroísmo de continuar representando a la República de Cuba.

Si fuera cubano le diría al Comisario que menos sonrisas y más seriedad, qué seguimos esperando. Y mientras el caudillo no desaparezca y su hermano y sus acólitos se emancipen, si pueden, esto seguirá siendo una historia interminable.

Ver IP/08/391 en http://europa.eu/rapid/searchAction.do) y http://www.elpais.com/articulo/internacional/Desertan/jugadores/seleccion/cubana/futbol/sub-23/elpepuint/20080313elpepuint_7/Tes

domingo, 9 de marzo de 2008

Nadie me enseño a votar

A mí nadie me enseño a votar. Aprendí yo sólo, poco a poco, aprovechando cada oportunidad y tratando de no equivocarme de papeleta. Tiene su intríngulis esto de votar. No te enseñan en clase de religión y no sé si lo hacen en clase de Educación para la ciudadanía, aunque yo para esas querellas llegó tarde, no tuve la posibilidad de la objeción de conciencia. Para la clase de religión me explico. Votar, votar, no se hace todos los días y aunque no falta gente que pretenda convencernos a quién votar, es y debe ser un acto de convicción propio e intransferible. Muchos no pueden lamentablemente votar de forma libre. Unos porque sus gobiernos no lo permiten, no lo creen necesario, otros porque no está tolerada ninguna oposición significativa. También están quiénes no pueden votar porque los han asesinado, como a Isaías Carrasco. Anacronismo bruto. Hoy ha sido un día de elecciones. No para mí. Yo ya he votado por correo hace un par de semanas, adelantándome a los acontecimientos, a los debates, a las invitaciones persónales que vienen incluso de Suiza. Voto por correo porque no puedo hacerlo de otra manera, si bien pronto podremos en gloogle voto. Voto, eso sí, en mi cocina, sin prisas, sereno, y brindo después. ¡Alguna ventaja tendrá votar por correo! No me abstengo, ni voto en blanco, ni voto nulo. Voto y trato de no equivocarme de papeleta, aprovechando la oportunidad y aprendiendo paso a paso porque nadie me enseño a votar.