sábado, 14 de agosto de 2010

Para ganar, a veces hay que quitarse de en medio

En una de mis primeras entradas en este blog, alabé al primer ministro australiano Kevin Rudd por haber tenido coraje y decencia para pedido perdón a los aborígenes, por los muchos desmanes que les habían ocasionado el hombre blanco. El "Z" de las antípodas escribía.


Ahora resulta que a principios de verano el partido laborista de Kevin Rudd le pidió como se hace en estos casos, "amigablemente", que se quitará de en medio, que dimitiera, porque el partido corría el riesgo de perder el poder (dulce poder) en las elecciones legislativas de octubre. Todo por meterse con la industria minera. Y Rudd dimitió antes de que le organizarán un voto interno con el que manifestar el escaso apoyo que le quedaba entre los suyos, tal cómo le pasó a la dama de hierro Thatcher en su día. En fin, su vice-primera ministra, Julia Guillard, ha recogido el testigo, la primera vez que lídera una mujer el país.


En España no parece que nuestro "Z" vaya a seguir el ejemplo. Está en las antípodas de Kevin Rudd. Pero para ganar a veces es mejor quitarse de en medio. El 21 de agosto, día en que se celebrarán elecciones anticipadas, veremos si la renuncia de Rudd no ha caído en saco roto, si ha servido para algo.

viernes, 13 de agosto de 2010

Los controladores y las arcas vacías

La crisis ha terminado con los superávits que nuestros gobiernos disfrutaron durante los años de vacas gordas. Primero tuvieron que poner sobre la mesa billones para hacer frente al colapso de la banca y luego, a la crisis económica y consiguiente reducción de la recaudación, para tratar de relanzar la economía con más inversión pública y hacer frente al paro.

Los españoles vivíamos claramente por encima de nuestras posibilidades mientras el grifo del crédito fácil aguantó mucho, gracias a haber entrado en el euro con los pioneros. Y en este tiempo aprovechamos para enladrillar el país en una desfeita colectiva que no vamos a poder reparar en décadas. Algunos debieron de pensar que España era California con tanto crecimiento y emigración. Pero incluso la California de Schwarzenegger entró en bancarrota. La nuestra, la del menos musculoso Zapatero, iba camino de ello si no nos hubieran prestado ayuda junto a Grecia y otros vivas la virgen nuestros socios europeos más acaudalados o por lo menos más creíbles en los mercados internacionales con el nuevo mecanismo de rescate. Nos han salvado pero tenemos también que emprender un vasto y quizás nefasto programa de austeridad, que para algunos economistas como el nobel Krugman es aún peor medicina, porque hunde más la economía. Toca austeridad que es de recibo cuando los mercados no dan más crédito.

El rescate europeo no va a salir gratis, claro y Bruselas pretende incluso imponer sanciones a los países que superen los límites de déficit aprobados por los 27 en sus planes nacionales de Estabilidad y Convergencia. Si antes teníamos un gobierno monetario con el euro, ahora finalmente completaremos la faena con un gobierno económico. El yang que no tuvo el ying del euro.

Los de siempre, los británicos ya han dicho que por supuesto su Parlamento aprobará el presupuesto antes de someter las cuentas a la Comisión y no al contrario como algunos en Bruselas pretenden. Estás claro que permitir que los burócratas de Bruselas examinen y validen el presupuesto final de cada país choca con el principio de soberanía presupuestaria y que quién impone, decide. La polémica no ha hecho más que empezar. Estos controladores, como los del aire, no se van a darse por vencidos buenamente. Bruselas siempre aprovecha cualquier oportunidad para acrecentar sus competencias, lo puedan hacer bien o no.

Y de lo nuestro ¿qué? Pues eso, la transcantábrica, la autovía que más tiempo está llevando construir (ya van catorce años) tendrá que esperar mientras sigamos con las arcas vacías.

domingo, 8 de agosto de 2010

Soltando lastre para ir más rápido a ningún lado



Desde hace unas semanas, gracias a la mediación de la Iglesia católica y al gobierno español con nuestro Moratinos a la cabeza, Cuba está liberando a muchos de los disidentes del denominado Grupo de los 75, cuyo encarcelamiento propició en su día la aprobación de una posición común europea sobre Cuba auspiciada por el gobierno del presidente Aznar.

Siempre hay que aplaudir y congratularse si un régimen dictatorial libera a sus presos políticos. No es baladí la libertad. Están evidentemente mejor en la calle. Las dictaduras sobreviven metiendo sus opositores entre barrotes o bajo tierra. Deshaciéndose de ellos sin contemplaciones. La dictadura castrista aplica esta regla a rajatabla y se ha deshecho por la buenas o por las malas de infinidad de opositores. Ahora habrán calculado que les viene mejor que se vayan del país que seguir manteniéndoles a costa de su paupérrimo Estado.


¿Estamos presenciando el comienzo de una nueva etapa en Cuba, el principio del fin del castrismo, o simplemente un nuevo proceso de liberación de presos para tratar de mejorar la imagen de la dictadura en el exterior y sacar algo a cambio, concesiones económicas o diplomáticas por ejemplo, tal como se preguntaba
Andrés Oppenheimer en El País?

Y nuestro
Moratinos dale que erre, lo tiene muy claro, demasiado claro, empecinadoVargas Llosa lo expone con mucho sentido. También alguno de estos presos ya desterrados (ingratos pensará Moratinos) que no secundan sus intenciones. Dirán que la posición no ha servido para nada. Pero no ha servido para nada porque nunca se quiso que sirviera para algo. Papel mojado pues, sin garra, como muchas de las posiciones o declaraciones europeas.

No obstante cabe preguntarse Por qué los socialistas españoles son tan complacientes con los Castro ¿O es qué los Castro no es otra forma de violencia de género Aído?¿Por qué no llaman al pan, pan y a la dictadura, dictadura?
Mathieson y Youngs de FRIDE denominaron este fenómeno inexplicable como confusa ambivalencia. Menos mal que Aznar, entre consejo de administración y consejo de administración, está todavía para precisar las cosas.

Esperar que a estas alturas de la dictadura que los Castro abran el grifo de la libertad y lancen un proceso de transición a la democracia es una inocentada. Los Castro morirán con las botas de dictador puestas. Liberar a unos presos, o mejor dicho, quitárselos de en medio como ya Primo de Rivera con Unamuno en Lanzarote, evitar que Guillermo Fariñas se inmole siguiendo el mal ejemplo de Orlando Zapata, sacar a Cuba de los focos internacionales y echarle un parche a la hundida economía de la isla es probablemente a lo mucho que aspiran hoy en día.

Retomarán alguna de las modestas medidas de liberalización económica que introdujeron en los noventa, y que Fidel retiró más tarde porque habían tenido demasiado éxito y crearon demasiadas diferencias y envidias entre los que vivían de la economía en dólares y los que seguían cobrando en pesos. No más. Eso, seguir soltando lastre para ir más rápido a ninguna parte. Está empecinado con terminar con la posición común europea con la excusa que los Castro han liberado a unos cuantos presos. No debería ser suficiente.