lunes, 17 de enero de 2011

Predicar con el ejemplo

Aznar afirma que España está intervenida 'de hecho' y quizá lo sea 'de derecho'

"España no da para 17 instituciones, 17 organismos... que hacen las mismas cosas. No podemos sostenerlo", ha añadido, "Y hoy nuestro Estado, tal como está configurado es no viable y financieramente inviable. Alguien le tiene que poner el cascabel al gato, y eso va a ser el PP. Y hace falta una gran fuerza española para eso. Una cosa es discutir en torno a la pluralidad constitutiva de España y otra la existencia de la nación".

Por su parte, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha venido a refrendar las palabras de Aznar: "Hace falta corregir los excesos que hemos vivido estos años en el Estado de las autonomías. Y hace falta también saber muy bien lo que es el Estado autonómico y lo que es la lealtad constitucional".

(El Mundo, 14/01/2011)

Vaya declaraciones. Aznar gobernó la Junta de Valladolid, antes de dar el salto a España y de Cospedal pretende gobernar la Junta de Toledo. Pues eso, al cuento, y si así lo creen que prediquen con el ejemplo y aprueben una moción del PP para terminar en primer lugar con las autonomías dónde ellos gobiernan. Está claro cuál va a ser el resultado.

Como con las críticas conta la subidas de la luz. Mucho crítican pero no prometen que cuando lleguen al Gobierno van a bajar las tarifas. Ahora no, qué tenemos que pagarles sus buenos sueldos a Aznar y González en Endesa y Gas Natural, dos de los mayores beneficiarios de las repetidas subidas de los precios de la energía en este país en los últimos años.

El problema de España no son sus instituciones, son sus políticos, gobiernen dónde gobiernen.

sábado, 15 de enero de 2011

Uno menos

Cien entradas cumple este blog, y no hay mejor manera de festejar la entrada 100 en unos días en los cuales los tunecinos nos han mostrado que los anhelos de libertad no son exclusividad de Occidente, que en el mundo árabe también el pueblo, los ciudadanos puede decir basta ya, revelarse contra un régimen autoritario que ha manipulado a su antojo las elecciones, que ha gobernado con mano firme y palo pronto, que se ha enriquecido a costa de sus ciudadanos, que ha maltratado y asesinado a la oposición y muchos que le han llevado la contraria, con nuestro silencio, con nuestra indiferencia, con nuestra connivencia, para seguir haciendo dineros y mantener a Túnez como barrera última contra la emigración clandestina y el terrorismo islamista.


¿Dónde ha estado nuestra Europa en estos días y nuestra España que durante su Presidencia de la UE pretendió conceder el “estatuto avanzado” a Túnez del que goza desde 2008 otra gran democracia como Marruecos? ¿Dónde ha estado nuestra Asthon que instó a las autoridades tunecinas “a moderar el uso de la fuerza”? ¿Por qué tan tarde ha mostrado "todo el apoyo de la UE a las aspiraciones democráticas del pueblo tunecino”?¿Cómo se nos puede llenar la boca al hablar de democracia y libertad y seguir tratando con tantos regímenes autoritarios como si no pasara nada? Era un bastardo pensarán, pero al menos era nuestro bastardo, como expresó Nixon en pleno apogeo de la Guerra Fía.


Ha sido una revuelta popular, lanzada por Internet y móvil, no de elites, no de islamistas, no otro golpe militar del ejército, aunque todos hayan seguramente contribuido a su manera, cansados estaban de tantas mentiras, paro, amiguismos, corrupción y violaciones de los derechos humanos. Ben Ali abandonó el barco para disfrutar de sus robos y tejemanejes, en Arabia Saudi, como otro sátrapa sangriento que fue Idi Amin. En otras épocas disfrutaban de los dineros en la Costa Azul. Una hija se refugió en Disney Paris un día, cuenta la televisión francesa. Ahora ya no. Es lo poco honorable de nuestra contribución. No son bienvenidos.


El pueblo tunecino y su Revolución del Jazmín, su sacrificio, su valentía y lucha por la libertad, nos ha dejado desnudos, bien desnudos. Merecen toda nuestra ayuda para consolidar la democracia, la libertad, y el progreso en estos días de incertidumbre. No va a ser fácil. Probablemente Túnez está lleno de otros Ben Ali. Pero no hay que dejarlos ya más solos. Será una manera de cobrar nuestra deuda por tantos años de silencios espurios e indiferencias.