jueves, 31 de marzo de 2011

“Cajadas”

La Novacaixagalicia corre el riesgo de convertirse en un plis plas en Vellacaixagalicia. La Xunta aupó la fusión de las dos grandes caixas del país para salvarlas de depredadores (Caja Madrid por ejemplo), promoviendo una entidad más potente y tratado de recapitalizarla con dineros del Banco de España. Pero la jugada de poker de Feijoo y sus compinches no está saliendo tal como esperaban. Lo vendieron como la quinta caja de España por activos, una jugada maestra frente al diluvio que se avecinaba. Un win win. Pero la fusión no hizo desaparecer los pasivos, sus posibles deudas estratosféricas, el riego de caixarrota, y el Gobierno de “Z” acabó demandando pruebas de estrés o de solvencia más exigentes, de ese 6% inicial a un ya elevado 10 o 12% de requisito de capital básico, y con ello tratar de calmar los animos de los mercados y de paso hacerle la cama a Botín y sus banqueros para terminar con la competencia de las cajas. La NCaixaG no parece aguantar esta embestida y probablemente deberá pedir más recurso públicos al FROB, y ser finalmente nacionalizada (el Estado le prestaría el dinero pero para entrar en la entidad como accionista). Nos la están quitando, dirán. Pero al fin y al cabo Galicia corre el riego de perder sus caixas por la mala gestión de sus directivos, por la incompetencia de sus gestores que probablemente asumieron demasiados riesgos con el ladrillo y demás. Y ahí siguen ellos, Gayoso y Méndez a la cabeza, sin renunciar a la poltrona y suntuosos emolumentos. ¿Para cuándo una comisión de investigación en el Parlamento y dirimir responsabilidades? ¿Por qué tienen tantos frentes abiertos y a quiénes les han prestado los cuartos tan arriesgadamente? ¿Terminará esto como “R”, vendido a un fondo de inversión “de no se sabe dónde”? ¿O es que los gallegos no nos merecemos saber la verdad sobre las “cajadas” de nuestras gestores públicos?

sábado, 26 de marzo de 2011

Un portavoz de verdad

En un reciente artículo del País, titulado "Enterrando al soldado Manning" sobre las severas condiciones de aislamiento si no desproporcionadas a la que el Pentagono está sometiendo a Bradley Manning, soldado al que se le acusa de haber proporcionado los cables del Departamento de Estado a Wikileaks, nos recuerdan que el "portavoz de Hillary Clinton en el Departamento de Estado, P. J. Crowley, dijo en una conferencia ante estudiantes el 10 de marzo que el trato del Pentágono a Manning era "ridículo, contraproducente y estúpido". Se supone que un portavoz no debe decir nunca lo que piensa sino lo que le piden que diga. Patrañas incluidas. Crowley terminó por dimitir tres días después. Dimitir por decir lo que muchos piensan. Manning habrá cometido un crimen de Estado (a la justicia norteamericana corre demostrarlo) pero tratarlo cómo si fuera un desalmado terrorista, es como ha afirmado Crowley, llanamente "ridículo, contraproducente y estúpido". Eso, un portavoz de verdad que probablemente ha estado trabajando durante demasiado tiempo para los histéricos que creen poder gobernar este mundo, que irremediablemente se les está yendo de las manos.

domingo, 6 de marzo de 2011

1971 (1)



Gran año. Sobre todo para mi. Empieza a correr mi cronometro. En Suiza las mujeres obtuvieron finalmente el derecho de voto. En Chile Allende nacionaliza la banca (como ahora han realizado nuestros gobiernos para salvar el capitalismo). Greenpeace es fundada. Y los Kinks publican una de esas canciones que retrata lo que somos los que venimos del siglo XX.

viernes, 4 de marzo de 2011

El dinero sucio de los dictadores

LSE —The London School of Economics— mi Alma Mater. Su director Howard David, acaba de dimitir por haber hecho tratos y aceptado donaciones para la universidad del hijo de Gadafi, Saif el Islam, y realizado trabajos bien remunerados de consultoría para el fondo de inversión libio.

Si artistas
como Beyoncé, Nelly Furtado o Mariah Carey han devuelto el escandaloso dinero que recibieron de los hijos de Gadafi por unas cuantas canciones, la LSE no podía ser menos. Han hecho lo honorable tras equivocarse al hacer negocios con la banda de un dictador. Quizás en aquellos momentos no era obvio, ahora los acontecimientos han desgraciadamente demostrado que Gadafi y cia no habían cambiado tanto de parecer y actuar. Tarde o temprano la realidad no permite equívocos y uno debe rendir cuentas. Es la escasa satisfacción que nos queda. Pero es necesaria.

¿Debe uno hacer negocios con un dictador y sus acólitos que claramente está robando a su gente? La pregunta tiene enjundia. Me gustaría escuchar la respuesta de Bono tras su viaje pagado por los españoles a Guinea Ecuatorial,
dónde desde hace décadas un dictador y sus compinches están —a parte de pisar sin reparos los derechos humanos— desvalijando a espuertas el país .

Realismo. Pragmatismo. Oportunismo. Si no somos nosotros son otros. Y yo diría, hay otras formas de ganarse el pan y el porche Cayena. El dinero nos vuelve a todos imbéciles. Y su resplandor, aún más si es fácil, nos pone los ojos chiribitas. Pero el dinero no cae nunca del cielo. Es nuestro deber preguntarnos si ha sido obtenido de manera legal o ilegal y actuar en consecuencia. Alguno me dirá que el dinero de Gadafi era dinero legal, según la ley libia que el mismo promulgó, y según nuestras propias leyes que permitieron hacer negocios con su régimen. Es verdad. Pero no todo lo legal es ético. Sobre todo cuando es tan obvio que el dinero viene de un dictador cleptómano (por definición es harto complicado encontrar uno que no lo sea).

En Libia ya ha empezado una guerra civil. Y si no hay algún tipo de intervención, el conflicto puede alargarse y el número de victimas multiplicarse innecesariamente. Como en nuestra España de los 30 o en Yugoslavia de los 90 ¿Europa seguirá mirando para otro lado durante más tiempo?

Gadafi ha dejado muy claro que no va a marcharse del poder y que como buen dictador va a morir como ha vivido desde siempre, con las botas puestas y matando. Nuestra ministra Trinidad J.
nos dice que Gadafi ya no tienen legitimidad. Obama también. Pero para mi, Gadafi nunca la tuvo ¿O es que dictaduras y dictadores legítimos?