sábado, 24 de septiembre de 2011

R.I.P R.E.M.


El miércoles por la noche nos enteramos que REM se baja del carro y se separan. Estos rokeros de Atenas —Atenas, Georgia— que ya son otra victima de la crisis griega, me han acompañado durante muchos años, y han sido uno de los primeros grupos que vi en concierto, en Vancouver, en el Pacific Coliseum el 14 de Octubre de 1989. Bueno, se separan, que no rompen. Un divorcio light. Después de unos meses tras la publicación de su último álbum, la noticia parece dar a entender que la ilusión ya no está tan presente y, que sin ilusión, uno no puede ir de gira durante meses por el mundo con el sólo aliciente de poder ganar más dinero. Dicen en el comunicado que son buenos amigos, y se les nota. Pero 31 años de carrera es un guarismo muy respetable. El gran batería de REM, Bill Berry, ya dejo el grupo en 1997 en la cresta de la ola tras un aneurisma cerebral que casi le mata en un concierto en Suiza, y desde entonces se dedica a sus menesteres, a sus plantas, a su familia. Sus compañeros continuaron. Pero les dijo que sólo se iba si Michael Stipe, Peter Buck y Mike Mills seguían juntos, Y siguieron. Más discos, miles de vuelos y conciertos, promociones, etc. Berry ha tocado con ellos en alguna ocasión, como en la ceremonia en la que fueron aceptados en el Rock and Roll Hall of Fame, en una intrioducción de Eddie Veder, otro grande, que esperemos siga dando la lata muchos años. Es comprensible, pues, que estén reventados y quieran irse de vuelta a sus granjas de Atenas, o a dónde sea, verse con Berry en el supermercado o el barbero y, de vez en cuando, tocar los cuatro juntos en uno de sus bares preferidos para matar el gusanillo unas horas. Nos queda pues la esperanza de que en algún momento, vuelvan a los escenarios. Y sigan la trayectoria de Neil Young, que a sus años, no para, maneja su carrera a su antojo, marca su propio ritmo, y ya se ha convertido en eterno. Como dicen en el mejor programa de la televisión francés (y probablemente de todas las televisiones del mundo), Thalassa, ¡A bientôt et bon vent!