Hoy y mañana se celebra otra cumbre europea de Jefes de estado y de gobierno en Bruselas. El Consejo Europeo. Desde la ventana de mi oficina los veo llegar, cada uno con sus coche oficiales, escolta policial y demás sequito incluido. Un circo total, los más importantes con los más importantes, un club privado y exclusivo a pesar de que ya son veintisiete Estados miembros, y un poder de decisión sin control parlamentario ni transparencia, una mega logia masónica del siglo XXI.
En la agenda de la cumbre figurará el no irlandés al Tratado de Lisboa. Unos dicen que Irlanda no va a parar a Europa. Otros que la culpa es Europa occidental. La mayoría parece estar de acuerdo que hay que continuar con el proceso de ratificación del Tratado. O sea, un sólo referéndum de una pequeña isla desagradecida del Atlántico no va a parar el proceso de integración. Los lideres europeos saben que ya no convencen y por ello prefirieron meter la casi totalidad del contenido de la constitución en el Tratado de Lisboa, y después argumentar que los referendums no eran necesarios para su aprobación, que la vía parlamentaria bastaba. Irlanda no les ha dado la razón. Se ha comportado como la aldea de Asterix, desafiando al nuevo imperio.
El no irlandés de la semana pasada deja claro que los referendums no casan bien con Bruselas, y que el no francés y neerlandés a la constitución europea no fueron solo votos de castigo contra una elite nacional ensimismada, sino también una prueba de que Europa ya no es un valor positivo o un objetivo incuestionable para los ciudadanos. Europa ahora significa globalización sin compensaciones sociales, jornadas laborables de más de 48 horas, leyes migratorias represivas y propuestas para que ahora paguemos por recibir llamadas en el móvil. Los ejemplos son tan numerosos que no es sorprendente que Europa se haya convertido para muchos en una maquina intervencionista e impersonal, sin dirección clara, políticamente cuestionable, que parece defender los intereses de las grandes empresas antes que el de los ciudadanos. Europea no es sexy y como decía Van Gaal de la prensa, todo, todo, todo parece negativo. Esta no es la aventura que anhelaban los padres fundadores. Hay que reflexionar y cambiar el rumbo o acostumbrarse a los referendums perdidos.
1 comentario:
Me alegra coincidir contigo, porque después de alguna crítica recibida empezaba a pensar que me había pasado en mis comentarios contra la burocracia europea:
http://blogs.lavozdegalicia.es/luispousa/2008/06/18/la-ue-esta-que-se-sale/
Un abrazo
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