viernes, 4 de febrero de 2011

Contador en la encrucijada: la consecuencia y el problema‏



Alberto Contador es un campeón, un luchador, y dopado o no, no se rinde. Aceptar el año de sanción que le ofrecía la Federación Española de Ciclismo significaba no sólo un año sin triunfos y perder el tour del año pasado, sino el oprobio de reconocerse culpable, de haber sido un tramposo. El sambenito sería sempiterno, sus dos primeros tours quedarían en entredicho, y después de la sanción, los siguientes también (porque si Contador se lo propusiera, podría ganar muchos más). A ojos del gran público, Contador siempre sería una estafa a pedales.

Esa era la consecuencia directa para Contador de haber aceptado la suerte que la Federación, cual Pilatos —y todos los organismos deportivos que se escondían detrás de ella— le planteó para pasar página y zanjar su positivo por unos ridículos 50 picogramos de clembuterol. Pero en el dopaje como en los embarazos, o se está embarazado o no. No hay medias tintas ni excusas peregrinas.

Contador no se rinde y sigue afirmando que ha sido victima de una contaminación alimentaria, de un filete inflado por la química, por mucho que pongan el grito en el cielo los ganaderos del país (hablen con un veterinario de confianza y verán qué bien viven y comen nuestras reses).

Pero según la justicia deportiva es culpable hasta que se demuestre lo contrario. Como expone El País: El fundamento jurídico de la propuesta de sanción se basa en el principio de responsabilidad objetiva del Código Mundial Antidopaje, que hace a cada deportista responsable último de cuanto se halle en su organismo. La carga de la prueba recae en el acusado, no en el acusador.

Ese es el problema de la justicia deportiva, que es ajena a los principios de la justicia ordinaria, y que niega el principio de inocencia hasta que se demuestre lo contrario, simplemente para mostrarse ejemplarizante. Un positivo ya es por si sólo prueba de dopaje. Punto. Las excusas no valen. Y si te toca, te aguantas, hayas sido inocente (porque nunca uno ha pretendido doparse y la sustancia está en tu cuerpo de forma accidental) o no.

Pero eso no es todo. Lo más vergonzoso del caso es que —por mucha buena voluntad que tenga— el presidente de la Federación advierta a Contador que recurrir la sanción puede ser contraproducente porque el caso podría complicarse y el TAS aumentar la sanción a dos años. Es como si un juez aconsejara a un delincuente declararse culpable porque si recurriera correría el riesgo de que la sentencia fuera aún mayor. Mejor culpable un año que dos, y si eres inocente, pues lo siento, que eres joven y ya podrás correr después durante muchos años. ¡Vaya Presidente, dios! ¡Y vaya justicia deportiva tenemos! Suena a Odriozola y su infame: ¡Por supuesto no voy a dimitir, es cosa de cobardes¡. Parece que hay mucho Mubarak suelto en el mundo del deporte.

Ahora le toca a la TAS, a la UCI, a la AMA y demás falsaria de una sistema deportivo corrupto salir a la palestra, corrupto porque en el mundo del deporte profesional el dinero se mueve sin ningún tipo de transparencia, sin rendir cuentas, y su justicia se cree por encima de la justicia ordinaria. Más les valdría invertir algo de los millones que cobran de las televisiones, de las firmas deportivas, de las bebidas refrescantes, del mundo de las apuestas y demás negocios paralelos, en mejorar el sistema antidopaje, en evitar tantos controles arbitrarios y dejar de hacerles la vida imposibles a los deportistas. Ya va siendo hora de que el mundo del deporte, las FIFAS, las COI, las UCIS, y demás sean regulados por nuestros gobiernos, como cualquier otra actividad económica, porque tienen mucho de negocio y desgraciadamente cada vez menos de deporte.

Si Contador ha cometido un crimen, pues qué lo investigue y juzgue la justicia ordinaria, como están haciendo con la "operación Galgo". Si Contador es inocente, no extraña pues que rechace la sanción que le propone la Federación. Los tres millones de euros que gana al año, y lo que puede perder en el futuro, le permiten ofrecerse una buena defensa jurídica. Otros no tienen esa suerte ante la desgracia. ¡Aupa campeón!

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