Hoy es un gran día para la democracia europea. El Parlamento Europeo ha votando en contra de la directiva propuesta por la Comisión Europea y el Consejo (27 gobiernos de la UE) que quería consentir una semana laboral de hasta 65 horas (del limite actual de 48 horas), o sea permitir que nuestra vida laboral se convirtiera en esclavitud "descubierta" y así poder comprender todo el significado de la expresión "jornada completa". No nos engañemos, eso de trabajar más para ganar más es un subterfugio. La realidad es, por desgracia, otra; el trabajador está cada vez más desprotegido y debe hacer más horas para que no le echen a la calle.
El Parlamento Europeo es una institución básica del entramado institucional y democrático de la Unión Europea pero es quizás también menos conocida que la Comisión y el Consejo de Ministros (y si no, citemos el nombre de tres diputados de nuestro país en Bruselas/Estrasburgo). Sin embargo, todas las reformas del los tratados europeos han reforzados sus poderes legislativos y de control y la han convertido en un elemento indispensable para aprobar muchas de las leyes europeas que hacen nuestras vidas más fáciles o más complicadas.
Tras conocer la noticia no pude dejar de pensar en mi gran profesor "papy" Quermonne que un día propuso que elaborara un trabajo sobre la "irresponsabilidad" inherente (del comportamiento político) de los eurodiputados, debido en principio a la falta de verdaderos partidos políticos, de un ejecutivo y de una opinión pública a nivel europeo. El trabajo fue así redactado, siguiendo sus exhortaciones y con no poco esfuerzo y un pobre francés de andar por casa. Pero hoy, gracias a este voto tan decisivo, tendría que cambiar muchas conclusiones. El Parlamento ha votado con sentido común y conciencia frente a una Comisión y Consejo que consiguen sudar un liberalismo desoladoramente dickensiano (por Charles Dickens y sus novelas victorianas sobre viles personas). Han logrado lo nunca visto, que el PP y el PSOE voten juntos. Qué cosas tiene la política europea.
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