Este penalti errado de Djukic simboliza para mi el saber perder. Fue un 13 de mayo de 1994. Lo vi en un colegio mayor de chicas en Leuven, solo, en una sala a escuras, aterrador, algunas estudiantes entraban en la sala, me veían ahí, a oscuras, y salían pensando quién habría invitado a ese perturbado. Estaba claro que esa noche no iba a dejar a nadie cambiar de canal. Tras el partido me fui a dar una vuelta, de nuevo solo, sin rumbo fijo, como alma en pena y a pensar que nunca más íbamos a tener una posibilidad igual. Como mi hermano, que se quedó prácticamente a un tiro de piedra de la cima del Everest. ¡Qué lindo puede ser a veces no ganar! Pero la vida también es generosa. Unos años después aprendimos a ganar en este país acostumbrado a perder, con esa sensación inexplicable que los milagros existen.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Saber perder
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