sábado, 14 de agosto de 2010

Para ganar, a veces hay que quitarse de en medio

En una de mis primeras entradas en este blog, alabé al primer ministro australiano Kevin Rudd por haber tenido coraje y decencia para pedido perdón a los aborígenes, por los muchos desmanes que les habían ocasionado el hombre blanco. El "Z" de las antípodas escribía.


Ahora resulta que a principios de verano el partido laborista de Kevin Rudd le pidió como se hace en estos casos, "amigablemente", que se quitará de en medio, que dimitiera, porque el partido corría el riesgo de perder el poder (dulce poder) en las elecciones legislativas de octubre. Todo por meterse con la industria minera. Y Rudd dimitió antes de que le organizarán un voto interno con el que manifestar el escaso apoyo que le quedaba entre los suyos, tal cómo le pasó a la dama de hierro Thatcher en su día. En fin, su vice-primera ministra, Julia Guillard, ha recogido el testigo, la primera vez que lídera una mujer el país.


En España no parece que nuestro "Z" vaya a seguir el ejemplo. Está en las antípodas de Kevin Rudd. Pero para ganar a veces es mejor quitarse de en medio. El 21 de agosto, día en que se celebrarán elecciones anticipadas, veremos si la renuncia de Rudd no ha caído en saco roto, si ha servido para algo.

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