Hace una semana participé en una reunión con Alexander Downer, que fue ministro de Asuntos Exteriores de Australia durante más de diez años, de 1996 a 2007. Tiene sin duda buenos oficios, brillante e irónico, marcando distancias con la flema británica que tenía delante. Confieso que tenía mucha curiosidad por conocerlo y que me gustó. Uno de mis grupos preferidos es Midnight Oil, también australianos, y su cantante Peter Garrett, es ahora ministro de Medio Ambiente, Patrimonio y Cultura del gobierno de Kevin Rudd, el Zapatero de Down Under. En su día Midnight Oil y Peter Garret no cejaron de criticar al gobierno de John Howard y Alexander Downer, que como líderes del partido liberal (que se llama liberal pero es más conservador que otra cosa) lograron que medio mundo considerara a Australia un país de mezquinos, redneck wonderland como cantaban los Oil.
John Howard fue un autentico alterego de nuestro Aznar, sin bigote y sin fotos de las Azores, pero también trasformando a Australia en el mejor aliado de Bush en el hemisferio sur y enviando tropas a Irak. Durante su mandato, además, se negó a firmar Kyoto, quiso quitarle una parte de sus reservas de gas y petróleo a Timor del Este y, en uno de los episodios más posiblemente patéticos para un país de emigrantes, rechazó en 2001 que el barco MV Tampa desembarcara en la isla de Navidad cuatrocientos afganos que había pescado deambulando por el océano en su intento de llegar a Australia.
Pero lo que quiero hoy resaltar es otra cosa; algo que demuestra que una mal gobierno no debe retratar nunca a un pueblo. Durante demasiado tiempo Howard y los suyos rechazaron pedir perdón a la nación aborigen, diezmada durante siglos. Pero en acto de valentía y dignidad, como “Z” sacando las tropas de Irak, una de las primeras decisiones que tomó el nuevo gobierno de Kevin Rudd (y Peter Garret) fue exactamente eso, pedir perdón a los aborígenes con un discurso y un voto en el Parlamento federal australiano, sobrio pero de enorme simbolismo. Todo un modelo para nuestra España que desea encontrar a sus muertos y desparecidos de la guerra civil y pasar página.
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