En el colegio me enseñaron que Dios está en todas partes pero ahora que creo sólo en las cosas importantes, estoy convencido de que es Garzón quien está en todas partes. Parece mentira que tenga que ser Garzón quién tome iniciativa en este asunto, como en el caso Pinochet o en el GAL. ¿Por qué tiene que ser siempre él y no quienes tienen responsabilidades en este asunto? Ya sé, nuestro políticos son, a fin de cuentas, aprensivos si no cobardes, y prefieren sortear este tema lacerante, ignorando a los cientos de españoles que peden simplemente poder enterrar a sus muertos y desaparecidos donde ellos quieren. Muchos han tenido que organizarse en ONGs para poder así hacerlo, sin el apoyo institucional debido, aplicando iniciativa privada como la sanidad que desea implantar la Señora Aguirre en la Comunidad de Madrid.
No comprendo tanta polémica y que haya gente que no acepte lo que Garzón pretende con sus triquiñuelas legales. En nuestro país, por desgracia, todo está politizado, todo es sectario, también los muertos. Siento que el PP, entre otros, está perdiendo su alma tranquila de nuevo, que tanto le está constando a Rajoy germinar. Hasta ha vuelto a aparecer Fraga, que de este tema sabe mucho. Todos haciéndole el juego a aquéllos a los que los muertos les importa poco (porque en el gobierno también han ignorado a los muertos y desaparecidos) pero que desean que el PP vuelva a las andadas. Garzón es el último recurso para muchos. Una Fátima o Lourdes para cientos de españoles que ven que sus instituciones y los dirigentes que las gobiernan no los amparan. La verdad de todos los bandos tiene que salir adelante. Por muy doloroso que sea, no es sólo de justicia, es de caridad.
Alexander Downer vino a Bruselas a hablar de Chipre. Está trabajando ahora para las Naciones Unidas, mediando en las negociaciones para la reunificación de la isla. Allí, en Chipre, también tienen sus muertos, fosas y desaparecidos de la violencia intracomunitaria entre griego y turco-chipriotas que terminó con la división de la isla en 1974. Allí, como en España, muchos están esperando el día que puedan enterrar a sus muertos y desaparecidos en paz.
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